jueves, 26 de marzo de 2015

Ríos atmosféricos en el noroeste del Pacífico, Península Ibérica y Chile

En las imágenes de vapor de agua precipitable del 26 de marzo de este año, se ven unas cintas estrechas que van desde los trópicos hasta las latitudes medias y un poco más allá. Se trata de los llamados ríos atmosféricos o como se les conoce en la costa del Pacífico de Estados Unidos "Pineapple Express''. El término fue acuñado por los investigadores Reginald Newell y Young Zhu del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), a comienzos de la década de 1990, para reflejar lo estrecho de estas corrientes de aire húmedo. Los ríos atmosféricos suelen tener varios miles de kilómetros de longitud y algunos cientos de kilómetros de ancho y uno solo de ellos puede llegar a transportar, un flujo de agua mayor que el de cualquiera de los grandes ríos de la Tierra, incluyendo el Amazonas.

Figura 1.- Río atmosférico típico en la costa del Pacífico estadounidense, según el modelo GFS que muestra la intensidad del transporte de vapor de agua en una corriente de aire.

Los ríos atmosféricos son ansiosamente esperados en California, USA, donde constituyen una fuente de suministro de agua, capaz de recargar el manto freático de una zona que por lo general es muy seca. Pero sobre todo el río atmosférico que muchas veces va desde Hawaii hasta las montañas Rocosas, deja gran parte de su humedad en forma de nieve durante el invierno, la cual se funde en verano y representa la mayor reserva de agua de grandes ciudades de la costa oeste. Sin embargo a veces la cota de nieve está demasiado alta y entonces la carga de humedad del río atmosférico, se precipita en forma de lluvias torrenciales, realzadas por el efecto orográfico. Esto ha ocasionado grandes desastres en el pasado como en 1862, 1952, 2005 y más recientemente en 2014 aunque en menor medida.

Aunque no se observan con tanta frecuencia en el Atlántico, ayer (26 de marzo) fue uno de esos días en que podías identificar un río atmosférico en el lado del Pacífico norte y otro en el Atlántico norte. En el caso del Pacífico norte, la humedad estaba siendo transportada esta vez hasta Canadá, dejando con sus rotas esperanzas a los californianos, quienes necesitan lluvias de manera urgente. Del lado del Atlántico la cinta de humedad iba desde las Bahamas hasta el norte de España y Portugal, impulsada por una vaguada superior en el Atlántico norte-central y un centro anticiclónico estacionado frente a la Península Ibérica. La buena noticia para los ibéricos es que este río atmosférico durará muy poco y el tiempo se hará cada vez más estable bajo la influencia del anticiclón oceánico.

Figura 2.- Imagen de vapor de agua precipitable según el análisis del modelo GFS para el 26-03-15, en el hemisferio norte-occidental. Note la cinta de humedad desde las Bahamas hasta la Península Ibérica.

Figura 3.- Imagen de satélite (real) de vapor de agua del 26-03-15 y esquema de la corriente en chorro polar, con sus vaguadas y dorsales asociadas, que contribuyeron a formar un río atmosférico en el Pacífico y el Atlántico norte. 

Figura 4.- Imagen de los radares españoles del 26-03-15, donde se observa el momento cúspide de las precipitaciones asociadas con el río atmosférico.

Todavía menos frecuente es escuchar sobre un río atmosférico en el hemisferio sur, aunque estos pueden ocurrir independientemente de la mitad del mundo en la que uno se encuentre. Al parecer es lo que les ha ocurrido a los chilenos, donde una baja presión en niveles altos, canalizó la humedad desde la zona del Pacífico ecuatorial y la depositó en la costa andina del norte de Chile, que tiene un clima extraordinariamente seco. Esto está asociado con la corriente fría de Humboldt y el efecto de barrera de los Andes a la humedad procedente de la Amazonía. Sin embargo la baja tenía su campo de acción en los niveles altos de la trpósfera y llevó el aire cargado de humedad, hasta la cordillera andina, donde se vió obligado a precipitar. Cuando esto ocurre los causes secos de los antiguos ríos se llenan y forman violentas corrientes de fango, que inundan conos aluviales y viejas llanuras de inundación. Sin embargo, a mi juicio, el desastre es más provocado por la mala gestión a la hora de ubicar las construcciones, que por el efecto mismo de la naturaleza. Esperemos que de una vez se aprendan las lecciones necesarias.

Figura 5.- Imagen de vapor de agua precipitable según el análisis del modelo GFS para el 26-03-15, en una cobertura global. Observe los ríos atmosféricos en el Pacífico norte y del lado del Atlántico. Note además el círculo azul claro al oeste de Chile que representa la baja en niveles altos y el flujo de vapor de agua que canaliza, desde la franja verde oscura de máxima humedad del Pacífico ecuatorial.

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