Al momento de escribir este post, 321 incendios de bosques y maleza estaban activos en Alaska, el estado más septentrional de los Estados Unidos. Algunos incendios son de tal magnitud que la columna de humo puede verse perfectamente en las imágenes MODIS de 1 km de resolución. Un velo gris se extiende por toda Alaska de Oeste a Este y más allá, hacia Canadá y el norte de los estados contiguos de la Unión Americana.
Figura 1.- Imagen MODIS de Alaska y el noroeste de Canadá, de 1 km de resolución, correspondiente al 26-06-15. Note las densas columnas de humo, que denotan los incendios más grandes cubriendo una enorme extensión del estado y como son llevadas hacia el Este, por los vientos del Oeste.
La causa principal de los incendios es el tiempo extremadamente seco y estable, motivado por el cada vez más frecuente patrón de la corriente en chorro de ´´dorsal en el oeste y vaguada en el este´´. Este patrón suele provocar temperaturas muy por encima de lo normal en gran parte del oeste de Canadá, Estados Unidos y Alaska. Y la recurrencia de estos eventos está relacionada en gran medida con la pérdida de hielo en el Ártico, que reduce el contraste de temperatura entre las zonas tropicales y polares, retardando el movimiento de la corriente en chorro y haciendo cada vez más frecuentes los patrones de bloqueo (para más información de la corriente en chorro y el cambio climático, GeoMet tiene múltiples post relacionados con el tema, que pueden ser consultados en los archivos de la página).
Figura 2.- Anomalías de la temperatura del aire a 2 m sobre la superficie terrestre, del 26-06-15. Note las enormes anomalías positivas (cálidas), que ayudaron a desatar los incendios, sobre la mayor parte de Alaska, el oeste de Canadá y Estados Unidos.
Es obvio que existe un
vínculo entre un mundo en calentamiento y el aumento de los incendios forestales y de maleza. Las regiones de altas latitudes, en el hemisferio norte principalmente, son las que más rápido experimentan el calentamiento global, ya que hay una gran diferencia entre un océano congelado hasta varios metros de profundidad y uno libre de hielo en su mayor parte. Esto es especialmente relevante en Alaska, donde las
temperaturas medias han aumentado dos veces más rápido que en el resto de Estados Unidos, en los últimos 60 años. En promedio, el estado es 3 grados Fahrenheit más caliente de lo
que era en 1950. Y
eso puede tener graves consecuencias para el resto del mundo, debido a que una gran cantidad de carbono encerrado en
las regiones boreales y la tundra, se libera en los incendios, multiplicando las emisiones de carbono a la atmósfera, reforzando a su vez el calentamiento global, en un ciclo perverso de retro-alimentación.
Figura 3.- Uno de los incendios en los bosques de coníferas de Alaska.