El
31 de mayo de cada año, Cuba celebra como muchos otros países el día mundial de
lucha contra el tabaquismo (dígase el mal hábito de fumar, ya sea tabaco o
cigarrillos). Sin embargo los 364 días restantes de cada año, se dedica a
celebrar el día del tabaquismo. Y no es un secreto para nadie, aunque seguro
que mucha gente, no lo va a querer ver precisamente de esa manera. Pero por
supuesto que aquí voy con las evidencias, para intentar hacer un poco de
conciencia en aquellos que guardan un cerebro dentro de su cráneo, aunque me
pueda costar unas cuantas malas caras, comentarios desabríos o cosas peores.
En
un artículo publicado en el periódico Granma, el 15 de agosto de 2014, las
autoridades afirman que el 24 % de la población cubana, es fumadora activa,
mientras que más de la mitad está expuesta al humo del cigarro o el tabaco. Los
doctores Roca y Brito, del Hospital Clínico-quirúrgico Gustavo Aldereguía Lima, de la provincia Cienfuegos, en un
estudio publicado en la Revista Cubana de Medicina en 2001, encontraron que el
33 % de la población de esa provincia, fuma de manera regular. Esto es una
cifra mucho más realista que la publica el Granma en agosto de este año, aunque
sin lugar a dudas es mucho menos actual. Sin embargo, recuerdo bien otro
estudio de una joven de la Facultad de Geografía de la Universidad de La
Habana, más o menos sobre el año 2008, en el que justamente se refería a que un
tercio (33 %) de la población del país fuma activamente, lo que también
encontré en un artículo de Salud CiberCuba y que además podemos encontrar día a
día en la calle, con posibilidades incluso, de estar subestimando estas cifras.
En
el mismo artículo de Granma se afirma que, en Cuba el tabaquismo es el
responsable de más del 80 % de la incidencia y muerte por cáncer de pulmón que
cada año mata a unos cinco mil habitantes. Además, la temible adicción ocasiona
cáncer de faringe, laringe, esófago, vejiga, vías urinarias y biliares,
páncreas, riñón, estómago, hígado y cuello uterino, por citar algunos.
Según
el Anuario Estadístico de Salud de Cuba, en 2013 fallecieron en el país un
total de 92 270 personas, de las cuales 45 519 (49, 3 %) murieron por tumores
malignos y enfermedades del corazón, que como se ha visto están estrechamente
relacionadas con el mal hábito de fumar. Si a eso le sumamos las enfermedades
crónicas respiratorias y las enfermedades de las arterias y vasos, tendríamos
51 900 muertes, lo que representa el 56, 2 % del total. Es decir, que más de la
mitad de las muertes que ocurren cada año en el país, guardan alguna relación,
ya sea directa o indirecta, con el consumo de cigarro.
¿Pero,
qué hacen las autoridades más allá de celebrar el día mundial de lucha
contra el tabaquismo el 31 de mayo o de colocar cintillos que advierten de los
riesgos para la salud, en las cajetillas de cigarros? Prácticamente no hacen
nada más, todo lo contrario. Las multas por fumar en lugares indebidos son
inexistentes, de la misma manera que lo son para quienes arrojan basura al mar
frente a las cámaras que vigilan el malecón habanero. Si vas a una cafetería
estatal de 2da y 3ra categoría, de las
que abundan en el país, podemos encontrar que en el menú falta de todo, menos
cigarros y condones. Incluso los condones se han acabado y hasta hubo un
reciente debate en la televisión para justificar su ausencia o la fecha de
caducidad, pero no existe debate sobre la venta de cigarros. Lo peor de todo es
el precio que tienen, el cual para un fumador (que está enfermo, aunque no lo
quiera reconocer), es algo “que se puede pagar, aunque está caro”, pero “qué le
vamos a hacer”, ellos tienen que fumar, para eso trabajan. No importa que
gasten más del 60 % del salario, si es que se le llama salario a 500 pesos
cubanos. A ellos no les importa, ni mucho menos a quienes lo venden, que es
mayoritariamente el Estado Cubano. Con total seguridad, si en lugar de 10 pesos
cubanos, cada cajetilla de cigarros costara 20 pesos, la reducción en el número
de personas que fuman sería notable, porque simplemente, aunque quisieran, como
efectivamente van a querer, no podrían pagar la misma cantidad de cigarros en
el mes, por el riesgo de morirse de hambre o quedar desnudos.
Figura 1.- ¿¿Por favor tiene para encender?? Fuente: Web link
Y
no se trata de prohibirle a la gente fumar, pues cada cual tiene derecho a
hacer con su vida lo que estime, incluso a envenenarse, como lo hacen cuando
fuman. Lo que si nadie tiene derecho es a envenenar a los demás, por lo tanto,
los no fumadores, quisiéramos que se les hiciera un poco más difícil fumar a
los que tienen ese vicio. Que hubiera una autoridad que ganara un salario por
estar allí, cuando una persona fume en un lugar público cerrado, como un
restaurante o una guagua, para multarlo. Que el precio del cigarro suba y no el
de la comida, como ocurre día a día. Y que no nos vengan con el cuento de que
los taínos fumaban tabaco y que es una tradición de 3000 años, porque
efectivamente, está demostrado que es una tradición pero para aniquilar
generaciones. Si alguien me pregunta qué es lo que la muerte prefiere hacer en
Cuba, les diré que no va a ir a Varadero señores, va a sentarse a ver cómo
fumamos.